El Cabo de San Antonio, el extremo más occidental de la mayor de Las Antillas, se erige en centinela peculiar de una zona donde destaca el enorme potencial existente para la práctica de diversas actividades náuticas.
La Marina Cabo de San Antonio, localizada en el sitio de igual nombre, figura como una de las opciones recientes que brinda la industria del ocio en la zona, como parte de la estrategia de ir más allá de las tradicionales ofertas de sol y playa.
El centro ubicado en Las Tumbas brinda servicios de atracadero, suministro de combustibles, agua potable, energía eléctrica, custodios para la seguridad y protección de las naves y aprovisionamiento.
Asimismo, se localizan otras actividades necesarias para aquellos que prefieren la vía marítima para viajar, como son las comunicaciones internacionales, servicios de inmigración, aduana y capitanía de puerto, a lo cual se añade un snack bar.
La Marina Cabo San Antonio permite asimismo el alquiler de equipos de buceo, botes especializados para el inmersionismo, instructores dedicados a la práctica de esa actividad, unido a excursiones y la siempre atractiva pesca.
Como detalle especial, dispone de la Villa Cabo de San Antonio para el alojamiento de los visitantes en 16 confortables cabañas y opciones de recorridos por senderos ecológicos, con amplia variedad de flora y fauna endémica, cuevas, grietas, casimbas, lagunas y cenotes.
Muy cerca están los arrecifes donde se erige el Faro Roncali, construido en la segunda mitad del siglo XIX por un capitán del mismo nombre, y que marca el punto más occidental de la isla, en una zona considerada como el último refugio de los aborígenes en la época de la colonización española.
Su exploración arqueológica aporta elementos que permiten comprender con claridad el esfuerzo de los constructores que trabajaron en la realización de la torre, dada la difícil topografía del terreno.
Asimismo, se destaca la función que cumple al orientar a cientos de embarcaciones cada año en su tránsito por las peligrosas aguas del extremo más occidental de Cuba.
Obligado punto de referencia, la luz que emite puede ser apreciada a unos 30 kilómetros de distancia, con una frecuencia de dos destellos cada 10 segundos, gracias a una singular torre cónica de albañilería de una altura de 75 pies (22,5 metros).
Desde los farallones próximos al faro Roncali se aprecian paisajes de singular belleza, respaldados por la biodiversidad vegetal única de la Península de Guanacahabibes, declarada Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en 1987.
Existe igualmente en los fondos irregulares una alta población de coral negro, alrededor de 40 especies de corales pétreos, mezclados con crustáceos como la langosta y el cangrejo moro, además de moluscos del tipo del caracol reina y la cigua.
La actividad de corsarios y piratas, unido al peligro de épocas anteriores de navegar por aguas plagadas de arrecifes, aportaron a los fondos del lugar los más variados restos de naufragios, algunos ocasionados por la naturaleza y otros llegados por la fuerza de la mano del hombre.
|